Había una vez, un pequeño cuervo quien padecía una deshidratación grave, volaba desesperadamente en busca de un poco de agua para salvarse la vida, sin embargo, a pesar de su esfuerzo, no encontraba lagos ni ríos, ni siquiera unos pequeños charcos de agua.
El intenso sol había consumido todo y cuando el ave estaba a punto de darse por vencido y caer en un descampado, de pronto ocurrió un milagro, el cuervo logró ver una pequeña jarra enterrada en la arena, la cual era su última esperanza, pensó que esa jarra podía contener un poco de agua.
¡Ya no aguanto más, ahora o nunca debo beber un poco de agua! Pensó el ave, quien descendió lo más rápido que pudo en busca de la jarra.
Segundos después, estalló de alegría cuando confirmó que la jarra contenía un poco de agua, y yo que me iba a dar por vencido, con esa poca cantidad de agua, podré saciar mi sed un tiempo más, hasta que llegue a un río o a un lago, pensó el cuervo.
Sin embargo, el ave no pudo beber el agua que estaba dentro de la jarra, debido a que su pico era muy corto como para llegar hasta el fondo del objeto donde se encontraba el agua, si tan solo hubiera sido una garza tendría el pico más grande y podría llegar sin problema al agua.
Pero como solo soy un cuervo y tengo el pico corto no me queda de otra que resignarme a la muerte…pasaron varios minutos y el cuervo estaba a punto de darse por vencido, cuando de pronto, se le ocurrió una gran idea.
Si inclinaba hacia un lado la jarra podría tomar el agua y entonces empezó a empujar la jarra para que cayera un poco de agua, sin embargo, no logró mover ni un cm la jarra, porque era muy pequeño y estaba débil, además la jarra estaba enterrada en la arena.
Entonces, muy cansado el ave, empezó a quejarse de su destino y empezó a decir: Soy tan inútil que no puedo ni siquiera volcar esta jarra, no sirvo para nada y por eso estoy condenado, el cuervo, una vez más se sentía resignado y con los ánimos por los suelos.
Pasaron varios minutos para que se le ocurriera otra idea, la cual parecía ser la solución de todos sus problemas, entonces pensó:
Voy a recoger varias pequeñas piedras y las meteré dentro de la jarra, de esa manera el nivel del agua se incrementará y podré beberla cuando llegue a la cima del objeto ¡Como no lo había pensado antes!
Entonces con la mínima energía que le quedaba, el cuervo recolectó varias piedritas en los alrededores y las puso dentro de la jarra, el agua subió hasta el tope de la jarra y eso le salvó la vida.
Pudo tomarla para saciar su terrible sed, el ave no solo estaba más alegre que cuando encontró la jarra, sino que estaba orgulloso de que su ingenio le ayudó a salvar su vida.
MORALEJA: Cuando te encuentras frente un problema no sigas hablando de él, mantén la calma e intenta visualizar varias alternativas para encontrar una solución, solo así podrás resolver todo lo que te aqueja. No te quejes de los problemas, lo inteligente es aprender a superarlos.
A menudo nos encontramos con situaciones negativas que sacan lo peor de nosotros, debido a ellas, peleamos, gritamos nos resistimos o nos rebelamos, actuamos sin pensar, en definitiva perdemos el control ante cualquier problema, en lugar de dejarnos llevar por esas emociones negativas, lo mejor es buscar soluciones que puedan ser efectivas, solo mantén la calma y reflexiona para que tu mente trabaje en buscar la solución.
Cuando afrontas un problema, creces te vuelves más fuerte, más maduro y estás en condiciones de abordar toda dificultad con mayor eficacia.
Las adversidades siempre encierran una oportunidad, nos permiten aprender, recuerda, solo los que han afrontado a las adversidades, conocen su propia fuerza.